Los Ejércitos en la Edad Media Los primeros ejércitos medievales fueron grupos de tribus guerreras cuyo origen se remonta a la antigüedad. De éstos surgieron los ejércitos feudales, formados por vasallos de un señor feudal con sus respectivos siervos. A los vasallos se les exigía cumplir cada año un período de servicio militar. Al principio, éste consistía en semanas o meses de servicio que el vasallo realizaba junto con soldados profesionales contratados por él mismo. Más tarde, los ejércitos de reyes y de nobles ricos incluyeron una proporción mayor de profesionales y de mercenarios. A finales del periodo, el vasallo enviaba dinero en lugar de servir personalmente en el ejército, y este "impuesto marcial" ayudaba a los reyes a mantener ejércitos durante todo el año. Para los caballeros, servir en los ejércitos feudales era una cuestión de honor y de deber. Al tratarse de una sociedad guerrera, los caballeros vivían para el combate. El éxito en la batalla era el mejor camino para obtener riqueza y reconocimiento. Para los soldados profesionales, a menudo hijos de la aristocracia a los que les quedaba poco una vez que el primogénito empezó a heredarlo todo, luchar era una ocupación. También era un deber para los campesinos cuando se les requería aunque, desde luego, no una cuestión de honor. Hacia los siglos XIV y XV, muchos plebeyos se unieron al ejército para ganar sumas que a menudo superaban ampliamente a las obtenidas con empleos más pacíficos. La perspectiva del botín era un fuerte aliciente para que un plebeyo se alistara. Los guerreros tribales eran fieles a sus jefes y luchaban junto a ellos siempre y cuando recibieran a cambio la manutención y algo de botín. Los ideales de las tribus guerreras pasaron a la época feudal. Los caballeros de bajo rango y los soldados de infantería esperaban ansiosamente la oportunidad de participar en el asalto a una rica ciudad o castillo porque, tradicionalmente, los bastiones que se resistían eran saqueados. Saqueando una ciudad, un soldado podía acumular una riqueza varias veces superior a su paga anual. Las batallas a caballo ofrecían también sus oportunidades. Podían venderse la armadura y las armas de los muertos, y obtenerse el pago de un rescate por los caballeros capturados.