Los mongoles El pueblo de los mongoles, jinetes nómadas procedentes de Mongolia, reunió el imperio más vasto del mundo mediante una serie de conquistas militares que comenzaron en el siglo XII y se extendieron durante varias generaciones. En el curso de estas conquistas, los mongoles lucharon contra la mayor parte de las restantes potencias mundiales de la Europa y el Asia medieval, alcanzando casi siempre la victoria. Su imperio se asentó exclusivamente en las conquistas militares gracias a un ejército sin parangón. La mayor parte de sus rivales los consideraban invencibles. Sólo la muerte de un miembro de la dinastía reinante consiguió parar su avance por Europa. Los pretendientes al trono regresaron con sus tropas a Mongolia y nunca más volvieron. El ejército mongol Los mongoles eran cazadores y pastores nómadas cuya vida transcurría a caballo de sus potros esteparios. Aprendían a montar y a utilizar las armas, en especial el arco compuesto, a temprana edad. Todos los varones no discapacitados menores de 60 años debían participar en la caza y en la guerra. El ejército mongol, unidas todas las tribus, reunía a la totalidad de la población masculina adulta. Los mongoles combatían bajo un estricto código de disciplina. El botín pertenecía a la colectividad. El abandono de un compañero en la batalla era castigado con la muerte. Esta disciplina, unida a la organización, el liderazgo y el acopio de información, hizo que las fuerzas mongoles se transformaran, de un tropel de hombres a caballo, en un verdadero ejército. El ejército mongol estaba organizado siguiendo un sistema decimal, con unidades de 10, 100, 1.000 y 10.000 hombres. Es probable que estas cifras casi nunca se alcanzaran a causa de las bajas y el agotamiento. La unidad de 10.000 hombres era la mayor unidad combatiente, como una división moderna, capaz de mantener por sí sola una prolongada lucha. Los soldados individuales principalmente se identificaban con la unidad de 1.000 hombres de la que formaban parte, el equivalente a un regimiento moderno. Las tribus mongoles originarias formaban sus propias unidades de 1.000 hombres. Los pueblos conquistados, como los tártaros y los merkits, eran disgregados y repartidos entre otras unidades para que no pudieran suponer una amenaza organizada para la familia reinante. Genghis Khan creó una unidad de guardia personal formada por 10.000 hombres. Esta unidad se reclutaba fuera de los límites tribales y era un gran honor ser seleccionado para entrar en ella. Al principio se usó como una forma honorable de mantenimiento de rehenes. Con el tiempo pasó a ser la guardia personal de la familia, dando origen a la clase dominante del creciente imperio. Al principio, los soldados mongoles no recibían otra paga que el botín. El ascenso se basaba en los méritos. Al ralentizarse las conquistas, se instauró un nuevo sistema de pago. Posteriormente, se les dio a los oficiales la posibilidad de transferir sus puestos a sus herederos. Cada soldado salía a campaña con unos 5 caballos, lo que permitía realizar cambios veloces y rápidos desplazamientos. Ningún ejército de sus características fue capaz de desplazarse con tanta rapidez como el de los mongoles hasta la aparición de los ejércitos mecanizados en el siglo XX. Los mongoles combatían principalmente como arqueros de caballería ligera (sin armadura) y usaban el arco compuesto. Este era un arma compacta de impresionante alcance y poder de penetración. Los mongoles empleaban a chinos y a naturales del Oriente Medio como ingenieros de asalto. Las tropas de infantería, las guarniciones y la caballería pesada (con armadura), que utilizaban lanzas, provenían de los ejércitos de pueblos sometidos. Las tácticas de los mongoles Los ejércitos mongoles contaban con la potencia de sus disparos, su habilidad para desplazarse con rapidez y la reputación de crueldad que llegó a acompañarles. Todos sus enemigos se desplazaban con mucha mayor lentitud y cautela. Los mongoles esperaban la oportunidad de dividir a las fuerzas enemigas y arrollar a las facciones con rápidos flechazos. Después trataban de rodear y de envolver al enemigo para conseguir la superioridad numérica en ese flanco. Herían a los caballos de los enemigos, desmontando a los jinetes y volviéndolos más vulnerables. La caballería ligera mongol no podía hacer frente a una carga de caballería pesada, por lo que simulaban darse a la fuga para provocar cargas exhaustivas de sus enemigos y volverles vulnerables. Después giraban velozmente, convirtiéndose en los cazadores. Los guerreros mongoles eran expertos en emboscadas y ataques sorpresa. Los jefes de su ejército hacían un gran uso de las patrullas de reconocimiento y de los movimientos sincronizados para coger al enemigo en desventaja. Los mongoles hicieron un uso exhaustivo del terror. Si la población de una ciudad era masacrada tras su captura, era más probable que la próxima ciudad se rindiera sin lucha. Así lo probaron los hechos, según se iba rindiendo ciudad tras ciudad ante la llegada del ejército mongol.